Son originarias de Campania y pertenecen a la familia de las pastas de corte muy corto y recto.
En la antigüedad, los fusilli se elaboraban a mano siguiendo un método transmitido de madre a hija. Consistía en torcer rápidamente un espagueti alrededor de una aguja de tejer con manos expertas. Esta habilidad recordaba a la de los hilanderos, y de hecho, el término "fusillo" deriva de "fuso", la herramienta que utilizaban los hilanderos.
Son especialmente sabrosas con salsas de carne o pescado o aderezos a base de ricotta. También quedan excelentes con salsas de verduras hechas con salsa de tomate y pimientos, berenjenas, aceitunas y alcaparras.